Paritarias, suspensiones y rebaja salarial

La crisis económica en curso multiplicará los padecimientos de la clase trabajadora, a las pérdidas salariales de la mayoría de los gremios los pasados años, este seguramente sumará una nueva rebaja del salario real. La misma se definirá en el contrapunto entre las negociaciones paritarias, que si bien prácticamente no arrancaron ahora con la reapertura del ministerio de Trabajo probablemente vuelvan a plantearse, y los pedidos de rebaja salarial que vienen haciendo las diferentes patronales para poder afrontar la paga de salarios al personal suspendido que a la fecha se estima en cinco millones de trabajadoras y trabajadores.

 

Diario Jornada

Diario jornada (Trelew)

En las últimas semanas dos de las ramas más grandes; comercio y metalúrgicos, iniciaron negociaciones entre las cámaras y los gremios para efectuar quitas de entre un 30 y un 50 por ciento del salario al personal suspendido- Ambas quedaron truncas, comercio debido a la intervención del gobierno anunciando que subsidiará hasta el 50 por ciento de los salarios y la UOM debido al temor de las conducciones seccionales ante la reacción que despertó en sus bases las declaraciones de Antonio Caló que negociaría la baja del 30 por ciento. En el caso metalúrgico, temor no solo a la andanada de insultos que se pudieron ver en las redes sociales sino también al movimiento que se generaba por abajo con decenas de asambleas en los establecimientos cuyos empleados fueron citados a trabajar donde se rechazaba esa propuesta. No olvidemos que la UOM está en un año electoral y el cimbronazo podría empezar por la pérdida de seccionales que hoy domina el oficialismo.

 

la capital mar del plata

Diario La Capital (Mar del Plata)

Otros sectores como colegios privados, petroleros, estaciones de servicio, juegos de azar, estatales están con rebajas o congelamientos salariales. Sin embargo, ante la resistencia por abajo, el gobierno acudió al rescate tanto de empresarios como de las cúpulas sindicales negociando un decreto de rebaja salarial del 25% para todas las ramas de la industria.

La Cuarentena hoy

Mientras el gobierno viene cediendo a la presión de los empresarios por ir relajando el aislamiento, en el  anuncio del sábado 25/4 dejó en los gobernadores e intendentes la responsabilidad de permitir las salidas recreativas repartiendo así el costo político que dichas medidas pueda acarrear.

La compra de insumos para represión efectuada por Larreta pone sobre la mesa la posibilidad de que las “zonas calientes” no aguantan más esta situación y se produzcan estallidos focalizados. Son millones los que siguen sin encontrar respuestas a sus necesidades, el cupo en los comedores crece a diario, la demande de la IFE triplicó a lo que el gobierno preveía (finalmente el doble de lo pensado accedería en primera instancia).

Los datos de la pandemia muestran que el virus está llegando a las zonas más humildes tanto en CABA como en el conurbano bonaerense, lo que va a poner a prueba, sobretodo en la provincia, los sistemas de salud de los diferentes municipios.

La novedad de la instalación de cámaras térmicas en las estaciones terminales de trenes puede estar apuntando también a lograr control social, como también la medida de control a través de los celulares que se comenzaría a aplicar en Tierra de Fuego.

Se fogonea, como desde el comienzo de la pandemia, que la inmensa mayoría de los casos se debería a la irresponsabilidad de algunos o se discute sobre si permitir dar la vuelta a la manzana, mientras se oculta que la inmensa mayoría de los casos y de la letalidad se vinculan a las falencias del sistema sanitario, del tratamiento a las personas de más edad, el hacinamiento habitacional y en los medios de transporte, la falta de servicios básicos, la habilitación de actividades productivas de dudosa esencialidad en función de la ganancia empresaria en lugar de aumentar la ayuda para que los trabajadores puedan transcurrir la pandemia en sus hogares (en Argentina la ayuda es del 3% de PBI contra el 6 en Perú o Chile, o el 20% de algunos países europeos), la falta de espacios verdes, la contaminación ambiental.

El contexto mundial no favorecerá a la recuperación económica

La salida de la pandemia traerá economías que se cierren debido a la recesión en curso y la caída en el precio del petróleo arrastrará al resto de las commodities, por lo tanto, a economías primarizadas como la Argentina les resultará muy cuesta arriba repuntar. Tendremos que ver específicamente cómo afecta esto en Argentina, si el gobierno, escudado en esa negra situación, el costo de la pandemia y la pesada herencia pueda aplicar una nueva vuelta de rosca al ajuste en curso sin demasiados costos políticos.

También podría ocurrir que debido a todo ese negro contexto un pequeño repunte en algún aspecto de la economía impacté políticamente a favor de los gobiernos. Barajando ambas hipótesis todo apunta a que de no ocurrir un descalabro con los casos del Covid 19 el gobierno nacional y los gobiernos provinciales se encuentran ante una situación mejor de la esperada hace unos meses, en diciembre estaba claro que iban a tener que ajustar y solo contaban con la excusa del endeudamiento externo y demás déficits que le dejaba el macrismo, hoy encuentran el contexto para ajustar sin que el costo político sea inmediato.

 

Indymedia argentina

Trabajadores de Bed Time. Indymedia trabajadores

En este contexto actual, la única medida progresiva para cargar parte del costo que implica esta crisis para el Estado es el proyecto de impuesto sobre las grandes fortunas que se viene manejando, que a pesar de las dilaciones para su aprobación ya que se trataría en una sesión extraordinaria del congreso vía virtual, la cual todavía no está reglamentada, sería una medida positiva, pero insuficiente y relativa. Insuficiente si la comparamos con, por ejemplo el mal llamado “impuesto a las ganancias” que es del 1 al 13 por ciento mensual para miles de trabajadores y trabajadoras, y relativa ya que ese 1 por ciento por única vez lo pagaríamos los asalariados solo con lo que perderemos este año del poder adquisitivo de nuestros salarios.

Hasta ahora medidas como los créditos “baratos“ que los bancos debían otorgar a las empresas para abonar salarios no vienen siendo cumplimentadas, por eso es que el Estado el que se hará cargo de gran parte de los salarios del sector privado favoreciendo una vez más a los bancos que desde hace años son los “ganadores“ de las diferentes crisis. Es hora de discutir la ley de entidades financieras heredadas de la dictadura y el carácter público del sistema bancario.

 

Comedor

Comedor comunitario Jorge Newbery

Esta pandemia está abriendo la grieta real entre clases sociales hundiendo a la clase trabajadora cada vez más, y así debemos hacerlo ver en los debates que damos. Por un lado, los conflictos de resistencia que se vienen dando como el Frigorífico Penta, La Nirva, Bed time y varias metalúrgicas son la punta visible de un proceso que se viene gestando desde abajo en los asalariados, y los cientos de comedores solidarios que ponen en funcionamiento con diferentes recursos los vecinos son la expresión de la solidaridad de los sectores que luchan por sobrevivir y, por otro lado, los grandes empresarios y terratenientes que se siguen enriqueciendo y demandan rebaja salarial, subsidios del estado, y pérdidas de conquistas laborales.

 

1 de mayo: misma clase, misma lucha

8 horas

La clase trabajadora en la época de los “Mártires de Chicago” luchaba por un mundo donde no estuviéramos subordinados a los fines de la máquina de la explotación capitalista. Un mundo donde se trabajasen 8 horas diarias, y el resto del tiempo se repartiera entre el descanso y actividades recreativas. En el marco de esa lucha, la clase trabajadora fue obteniendo muchos otros derechos.

Hoy en día, aquí y en otras partes del mundo, muchos de esos derechos han sido eliminados para buena parte de la clase. La burguesía presenta a las pocas personas que aún conservan algunos derechos como “privilegiadas”, a fin de legitimar la destrucción de derechos. El poder dominante intenta destruir la conciencia de que la clase trabajadora es una sola y los lazos de solidaridad y apoyo mutuo a su interior.

Cada día la gente se ve forzada innecesariamente a trabajar mucho más que ocho horas, y cuando no está trabajando a seguir alimentando la rueda capitalista mediante el consumismo, en lugar de descansar y recrearse.

La pandemía es aprovechada por las patronales para seguir avanzando sobre los derechos que obtuvo nuestra clase, con reducciones salariales, pagos en cuotas, suspensiones y despidos, incremento de los ritmos y cambios de turno adecuados a las necesidades del empresario. Incluso, en los casos donde se puede aplicar el “teletrabajo”, se utiliza para convertir en ámbito de producción capitalista todo nuestro tiempo.

Las excepciones al aislamiento son pensadas en función de los intereses capitalistas, por ejemplo, produciendo o consumiendo cuestiones de dudosa esencialidad o con riesgo a nuestra salud, en lugar de verse desde una concepción integral de la salud.

Hoy más que nunca es necesario volver a sentirnos y concebirnos como una sola clase, y las consignas de los “Mártires de Chicago” resultan de plena actualidad y urgencia, en un contexto donde incluso es posible no solo que todas las personas trabajen 8 horas, sino muchas horas menos, si rompemos los límites que nos impone este sistema.

Composición de la clase trabajadora en Argentina

Desde su formación la clase obrera argentina sufrió cambios en su composición.  En correlato con el avance de la acumulación capitalista, la clase explotada fue mutando. Primeramente estos cambios fueron motorizados por la expansión de la gran industria, donde la mecanización de los procesos productivos fue expulsando mano de obra que se integró a diferentes ramas o pasó a formar parte del ejército de reserva. También fueron apareciendo nuevas ramas que tomaron la mano de obra expulsada de otras y hubo un proceso de proletarización de sectores del campesinado, pequeños comerciantes, y profesionales independientes. A su vez, la expansión o contracción de la producción en ciertas ramas, o la necesidad de la burguesía de emplear trabajadores en el sector estatal, en muchos casos para absorber parte de sobrepoblación relativa, fueron  moldeando la composición actual de la clase obrera.

Las ramas pertenecientes al sector servicios y comercio están menos mecanizadas que el resto por lo tanto tiende a incorporar más mano de obra. En cambio, las actividades primarias e industriales, presentan una mayor mecanización, por lo que el requerimiento de fuerza de trabajo es menor por unidad producida.

Mucho se habla de la necesidad de construir en la clase trabajadora como parte ineludible de cualquier estrategia que apunte a un cambio revolucionario de la sociedad en el sentido de la abolición de las clases y de la división social del trabajo.

Sin embargo, muchas veces esa construcción, en el caso que se dé, suele ser más fruto del azar o de cuestiones meramente coyunturales que fruto de un conocimiento serio de las características que reúne la clase trabajadora en el país.

Ese conocimiento es necesario para saber qué sectores son los estratégicos (por tamaño, concentración, centralidad en la estructura económica) y dónde volcar las, por ahora pocas, fuerzas que se tienen.

El que aquí se presenta es un primer acercamiento a responder estas preguntas a partir del análisis de los datos de la última EPH (Encuesta permanente de Hogares) del Indec disponible a la fecha (EPH correspondiente al tercer trimestre de 2018). Si bien este estudio dista de ser exhaustivo, pretende ser el puntapié inicial para posteriores profundizaciones a partir de los primeros hallazgos que van surgiendo.

El aporte al PBI de las diferentes ramas laborales

Una primera forma de identificar el carácter estratégico de un sector es sabiendo cuánto valor aporta cada rama a la cadena productiva del país. Ello es importante tanto porque serán sectores que le dolerá a la burguesía no poder controlar, como por su importancia para la reestructuración económica post revolucionaria (aunque siempre debe considerarse que la estructura productiva bajo el capitalismo apunta a acumular capital y no a la riqueza social, de modo que hay que matizar la afirmación precedente desde esta perspectiva).

En este aspecto encontramos por su valor agregado bruto se encuentran, en primer lugar, el comercio y las reparaciones (15%) y la industria (15%), seguido de las actividades inmobiliarias (12%), la administración pública (8%), mientras que el transporte y las comunicaciones, así como la agricultura, ganadería y pesca aportan cada una el 7%. Con el 6% aparecen, por un lado, la enseñanza y, por otro lado, los servicios sociales y de salud.

Se observa aquí el peso de los sectores terciarios en el valor agregado, fenómeno que se da a escala mundial y que en nuestro país se encuentra potenciado por el hecho de tener una economía con una industria de baja productividad.

Gráfico 1: Participación de las diferentes ramas económicas en el PBI

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Aporte a las exportaciones de cada rama

Argentina sufre cíclicos problemas de falta de dólares, de allí la centralidad de los sectores que puedan exportar y así obtener divisas. Esos sectores son importantes tanto para golpear a la burguesía hoy como para cualquier proceso revolucionario.

Encontramos que entre el sector oleaginoso y el cerealero implican el 40,3% de las exportaciones, el sector automotriz representa el 12,9%, la minería el 8,7%, el sector petrolero-petroquímico el 8,2%, la ganadería 6,4%, la fruticultura 4,2%, la pesca 3,5%.

Observamos así que casi el 70% de las exportaciones provienen del sector primario y, en particular, del complejo agroexportador.

Esto impacta en el aporte a las exportaciones desde el punto de vista geográfico, ya que las provincias de Buenos Aires con el 34,3%, Santa Fe 22,1% y Córdoba 12,8%, engloban el 70% de las exportaciones argentinas.

 

Gráfico2: Participación de las diferentes ramas económicas en el total de las exportaciones

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Las 500 empresas de mayor facturación

Estas empresas son las más importantes desde otro punto de vista, y aquí observamos el peso de sectores vinculados a la producción primaria, al sector terciario, así como a los servicios públicos (teniendo en cuenta el carácter oligopólico de este sector). Parcialmente hay una cierta correspondencia con la incorporación de valor agregado.

De esas 500 empresas 100 pertenecen al sector alimenticio (Arcor, Molinos, Mastellones, Unilever, Coca Cola, por ejemplo), 80 a combustibles, químicos y plásticos (como Pan American Energy Group, YPF o Pampa Energía), 44 a la minería (como el grupo Finning), 43 a maquinaria, equipos y vehículos (como Ternium-Tenaris, Toyota, Ford y Volkswagen), 42 a servicios públicos (como Metrogas, Edesur o Edenor), 40 a comercios y transporte 33 (como los bancos Galicia, Macro y Nación, o pulpos como el Holding Cablevisión o Mercado Libre).

 

Gráfico 3: Participación de las diferentes ramas económicas en las 500 empresas no financieras más importantes del país

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Estructura de clases

Otro factor importante para evaluar el carácter estratégico de diferentes sectores es su peso sobre el conjunto de la población.

Del conjunto de les adultes, el 48% está ocupade, mientras otro 48% se encuentra inactive, y el 4% desocupade (lo que representa una tasa de desocupación cercana al 8% de la población económicamente activa –ocupades + desocupades-).

Dentro del conjunto de personas inactivas encontramos que el 43% son estudiantes, el 35% jubilades y el 17% amas de casa.

Dentro del sector activo encontramos que el 74% son obreres o empleades, el 21% cuentapropistas y el 5% burgueses y/o rentistas.

A su vez, para distinguir dentro de los cuentapropistas a aquellas que serían pequeñoburgueses de aquelles que se ven empujades a sobrevivir con changas o son relaciones salariales encubiertas, se tomó la decisión de hacer un corte en 15000 pesos de ingresos mensuales. Del total de cuentapropistas el 75% gana menos de 15000 pesos. Claramente estamos ante un sector proletario precarizado.

 

Gráfico 4: Composición poblacional según categorías ocupacionales

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Entre les obreres o empleades hemos decidido a su vez excluir a quienes tienen roles gerenciales (0,9%), o forman parte de las fuerzas represivas del Estado (1,8%) o privadas (1,3%) a estos últimos los definimos como sectores desclazades ya que a pesar de ser asalariades y provenir en su amplia mayoría de sectores humildes conforman el aparato represivo del estado.

De esta manera, la clase trabajadora (que contiene a les trabajadores ocupades, desocupades, y cuentapropistas pobres o “changarines”) conforma el 86% de la población activa, mientras la burguesía (nutrida de patrones y rentistas) sería el 5 %, la pequeña burguesía otro 5%, y sus esbirros un 4%. Es de suponer que entre las personas inactivas encontramos en buena medida esa misma proporción en cuanto al origen de clase.

Gráfico 5: Estructura de clases

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Si pasamos estos números al conjunto de la población encontramos que la clase trabajadora activa sería el 34%, los cuentapropistas con ingresos menores a 15000 pesos el 7%, los jubilados el 14%, los estudiantes el 18% y las amas de casa el 7%. A su vez, el restante 20% se conformaría con patrones (2%), pequeñoburgueses (2%), y menores (15%).

Por el sector en el que trabajan el más numeroso es el comercio con el 18%, le siguen otros servicios 17%, Industria 11%, enseñanza 10%, construcción 9%, administración pública 8%, servicio doméstico 8%, sector primario (agropecuarias y extractivas) 7%, salud 6%, transporte 6%, servicios públicos 1%.

Características de la clase trabajadora ocupada

En promedio, de la clase trabajadora ocupada un 54% son hombres, con una edad media de 39 años y un ingreso promedio de 17600 pesos (entre los trabajadores del sector primario el sueldo medio es de 30327, entre los de la industria de 18721 pesos, entre quienes laboran en los servicios públicos de 25117 pesos, en el ámbito de la construcción el ingreso medio es de 11822 pesos, en comercio es de 15457 pesos, en transporte de 16567 pesos, en otros servicios de 18110 pesos, en la administración pública de 22884 pesos, en la enseñanza de 20391 pesos, en salud de 20342 pesos, en el servicio doméstico, que es el 10% de quienes trabajan en forma asalariada, de 7650 pesos).

El 68% de la clase activa trabaja en el sector privado, el 71% es propietario de su vivienda, el 66% tiene aportes jubilatorios, el 73% tiene contrato laboral estable, el 67% tiene vacaciones pagas, el 89% trabaja de día, y el 10% lo hace en servicio doméstico.

Conocer estas características permite evaluar cuáles son las problemáticas más sentidas. A su vez, la antigüedad media de los empleados, el tamaño de los establecimientos y su nivel de instrucción son factores a tener cuenta a la hora de diseñar una estrategia militante. Sin contar a los empleados domésticos, el 51% trabaja en lugares con menos de 40 empleados, solo el 13% en lugares con más de 200 empleados, mientras el 52% cuenta con más de 5 años de antigüedad, el 31% de 1 a 5 años. Y el 71% tiene secundaria completa o mayor nivel educativo.

Características de la clase en algunas ramas

Elegimos algunas ramas en particular para detallar el análisis en función de su aporte de valor agregado, tamaño, prestigio social, o capacidad de paralizar la sociedad. No incluimos aquí a quienes trabajan en el sector primario, área crucial en la economía argentina y que deberá ser objeto de análisis posteriores, ya que, en la EPH, al realizarse en grandes conglomerados, tiende a subestimar este sector.

Industria: El 78% son hombres, con una edad promedio de 39 años, propietarios de su vivienda en el 71% de los casos.

Un 98% se desempeña en el sector privado, el 70% cuenta con descuento jubilatorio, el 85% con un contrato estable, el 86% trabaja en forma diurna.

El 46% se desempeña en lugares de menos de 40 trabajadores, mientras el 18% en lugares de más de 200. Un 53% tiene más de 5 años de antigüedad en su lugar de trabajo, el 30% de 1 a 5 años. El 59% tiene secundaria completa o más.

Servicios públicos: El 82% son hombres, con una edad promedio de 42 años. El 63% trabaja en el sector privado.

Un 76% es propietario de su vivienda, el 86% tiene descuento jubilatorio, el 89% contrato estable, el 83% trabaja en turno diurno.

Un 30% trabaja en establecimientos de 40 a 200 empleados. El 65% tiene más de 5 años en su puesto y un 23% entre 1 y 5 años de antigüedad. El 66% alcanzó secundaria completa o más.

Transporte: El 73% son hombres, con 37 años de edad promedio. Un 94% trabaja en el sector privado.

El 67% es propietario de vivienda, el 57% tiene descuento jubilatorio, el 79% contrato estable, el 69%  trabaja en forma diurna.

El 64% trabaja en lugares con menos de 40 empleados. El 40% tiene más de 5 años en su puesto y el 36% de 1 a 5 años. Un 57% tiene secundario completo o más.

Enseñanza: El 74% son mujeres, con 43 años de edad promedio. Un 74% trabaja en el Estado.

El 76% son propietarias de vivienda, el 92% tiene aportes jubilatorios, el 88% contrato estable, y el 98% trabaja de día.

El 48% trabaja en lugares de menos de 40 personas y el 30% de entre 40 y 200. Un 66% tiene más de 5 años en su puesto y el 25% de 1 a 5 años. El 69% tiene estudios superiores completos.

Salud: El 69% son mujeres, con una edad promedio de 42 años. En el Estado se desempeña el 51%.

Un 69% son propietarias de vivienda, el 80% cuenta con aportes jubilatorios, el 87% con contrato estable, el 83% trabaja en turno diurno.

El 37% trabaja en lugares con menos de 40 empleados, el 20% en lugares con entre 40 y 200 empleados, el 25% en lugares con más de 200 empleados. El 58% tiene más de 5 años de antigüedad en su puesto de trabajo y el 32% de 1 a 5 años. El 50% tiene estudios superiores completos.

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Fragmentación de la clase obrera

La fragmentación de la clase obrera  no sólo se da entre ocupades y desocupades, sino también por otras vías que utiliza la burguesía para aumentar la explotación: Contratades, Trabajadores en negro, contratades por tiempo determinado (en construcción y en cultivos agrícolas es donde suele haber  mayor porcentaje de contratos por tiempo determinado por las características de estas ramas).

De las características de la clase obrera ocupada señalamos que en general les trabajadores en negro son el 34%. Y en cada una de las  ramas que detallamos; Industria 30%, Servicios públicos 14 %, Transporte 43%, Enseñanza 8%, Salud 20%.

Preguntas finales

Además de las preguntas ya planteadas, análisis posteriores deberían profundizar sobre en qué lugares se concentra geográficamente y por empresas la clase en diferentes ramas. En algunos casos ello puede referirse a cantidad de trabajadores, pero en otros no, ya que no necesariamente los lugares más grandes son los más importantes por su ubicación en la cadena productiva, valor agregado, aporte a las exportaciones o exposición mediática.

 

Salarios de miseria

Una preocupación hoy en día de buena parte de nuestra clase en Argentina es el desempleo, con cifras que según los últimos datos disponibles del INDEC se acercan al 10% de desocupación, afectando aún más a las mujeres (un tercio más que entre los hombres) y sobre todo a los jóvenes (20% de desempleo). Con cada vez más personas buscando trabajo debido a la crisis (25% de la población económicamente activa busca trabajo), mientras en el último año se han perdido más de 200 mil empleos en blanco y 400 mil en negro.

Sin embargo, el desempleo es un problema de la coyuntura argentina de corto plazo, en un contexto más amplio el problema de la clase son la cada vez mayor precarización laborales y salarios de miseria.

Contexto mundial

A nivel mundial observamos desde ya hace décadas una creciente “población sobrante”, producto de menores cantidades de empleo en ciertas áreas por el avance tecnológico, esa población cuando logra volver a tener empleo lo hace en sectores peores pagos o en peores condiciones. Sin embargo, desde la crisis mundial iniciada en 2008, asistimos a otro fenómeno.

En la última década la economía, cuando ha crecido, lo ha hecho muy débilmente, y con bajos niveles de inversión en tecnología. Los empresarios prefieren reducir costos reduciendo salarios y derechos laborales.

Esto explica porque en varios países del primer mundo el desempleo se encuentra en pisos históricos, sin embargo, la clase obrera vive cada vez peor. Se observa un auge de los empleos a tiempo parcial, por ejemplo, en EE.UU. el PBI per cápita ha subido 1,5% anual pero el de los asalariados solo 0,8%.

El 1% más rico cada vez más rico, mientras las grandes masas deben sobrevivir con trabajos miserables. Por eso, a nivel mundial solo el 5% del crecimiento del producto mundial va a parar al 60% más pobre.

Hay menos personas que viven con un dólar por día, pero la mayoría de la humanidad vive con menos de 5 dólares por día (unos 220 pesos por día por persona al cambio actual en Argentina).

Mientras que las peores condiciones laborales se reflejan en un incremento de los accidentes y muertes laborales. A nivel mundial cada 15 segundos muere una persona trabajadora por esta causa, lo cual da 6300 al día y 2,3 millones al año.

El empleo en Argentina

Nuestro país, excepto en el sector agropecuario (donde es vanguardia en el uso indiscriminado de Organismos Genéticamente Modificados y, por tanto, de agro tóxicos, con toda su estela de enfermedades y muerte), tiene en general una baja inversión en tecnología y su industria es de baja productividad, de allí que se reduzcan costos por el lado de la mano de obra. Esta situación combinada con el contexto mundial antes señalado lleva a que los niveles salariales sean miserables al menos desde hace 30 años, por ello aún en los mejores momentos del kirchnerismo la pobreza nunca bajó del 25% de la población.

Con el ataque en curso de la burguesía a la clase trabajadora para reducir salarios, empeorar las condiciones de trabajo, y la recesión del último año, esta situación no ha hecho sino agravarse. Los últimos datos disponibles, que refieren al tramo final del año pasado por lo cual puede inferirse que hoy son peores, son contundentes.

  • El 10% más pobre de la población ocupada (unas 1.150.000 personas) tienen un ingreso medio de 2511 pesos, el 50% cobra menos de 13500 pesos y el ingreso promedio es de casi 16900.
  • El ingreso per cápita familiar en el 10% más pobre es de 1761 pesos, mientras el 50% tiene ingresos de 7500 pesos o menos.
  • El 50% de los hogares se lleva el 23,5% del ingreso.
  • El 35% de los ocupados ganan menos del salario mínimo vital y móvil, ubicado en 12000 pesos, cuando la canasta básica alimentaria (que sirve para estimar indigencia) está en 12386 pesos.
  • La mitad de los asalariados gana menos de 15000 pesos, cuando la canasta básica total (que sirve para medir pobreza) se encuentra en 27500 pesos.
  • El 70% de los jubilados ganan la mínima de 10400, solo el 31% ganaba más de 19 mil pesos.
  • Mientras la canasta familiar es de 39409 pesos, a noviembre la remuneración promedio de los empleados privados en blanco era de 35063 pesos, el ingreso promedio de los ocupados en cualquier fuente era de 18 mil pesos (21000 pesos entre los registrados y 9000 entre los no registrados.
  • La brecha de ingresos entre varones y mujeres alcanzaba el 26,3%, ellos con un ingreso promedio de 20900 pesos y ellas de 15400 pesos.
  • Murieron cerca de 400 personas trabajadoras en 2018, una cada 20 horas.

¿Por qué luchar?

La única solución estructural que puede traer felicidad a nuestra clase a nivel local y mundial es la instauración del comunismo. Ello no implica no luchar por mejoras hoy en esa perspectiva, consideramos que esas luchas deben tener como criterio en el plano salarial la búsqueda de un piso nunca inferior a la canasta familiar, en el marco de las mejores condiciones posibles de seguridad e higiene.

La canasta familiar incluye gastos en recreación, ocio, estudios, cultura, indumentaria, que todas las personas nos merecemos si queremos llevar una vida que merezca ser vivida y no solo sobrevivir.

El salario mínimo, vital y móvil, que no llega a cubrir ni la canasta básica que mide indigencia no puede ser ninguna medida (recordemos por ejemplo que cuando había paritarias nacionales para los docentes bajos el kirchnerismo el Estado nacional sólo se comprometía a garantizar ese salario mínimo). Además de que el mismo hoy se encuentra en el nivel más bajo desde 2004, ya que luego de su pico en 2011, viene cayendo, siendo sus peores años 2014, 2016 y 2018, y esperándose, con los aumentos previstos este año y la inflación, una caída de entre el 10 y el 20% más. Hoy es el 43% de lo necesario para no ser pobre.

No alcanza con la promesa de trabajo, que en el corto plazo, como post 2001, podría generarse, ya que hoy solo se usa el 57% de la capacidad instalada. Necesitamos luchar por salarios y condiciones de vida que nos hagan felices a mediano y largo plazo, no tener que andar agradeciendo por tener trabajo miserables, eso requiere la organización de la clase en principio, y la lucha por dirigir la sociedad en el largo plazo.

https://thenextrecession.wordpress.com/2019/03/22/the-fantasy-world-of-the-long-depression/

https://www.ilo.org/global/topics/safety-and-health-at-work/lang–es/index.htm

EPH del Indec.

Basta de asesinatos laborales.