La crisis económica en curso multiplicará los padecimientos de la clase trabajadora, a las pérdidas salariales de la mayoría de los gremios los pasados años, este seguramente sumará una nueva rebaja del salario real. La misma se definirá en el contrapunto entre las negociaciones paritarias, que si bien prácticamente no arrancaron ahora con la reapertura del ministerio de Trabajo probablemente vuelvan a plantearse, y los pedidos de rebaja salarial que vienen haciendo las diferentes patronales para poder afrontar la paga de salarios al personal suspendido que a la fecha se estima en cinco millones de trabajadoras y trabajadores.
En las últimas semanas dos de las ramas más grandes; comercio y metalúrgicos, iniciaron negociaciones entre las cámaras y los gremios para efectuar quitas de entre un 30 y un 50 por ciento del salario al personal suspendido- Ambas quedaron truncas, comercio debido a la intervención del gobierno anunciando que subsidiará hasta el 50 por ciento de los salarios y la UOM debido al temor de las conducciones seccionales ante la reacción que despertó en sus bases las declaraciones de Antonio Caló que negociaría la baja del 30 por ciento. En el caso metalúrgico, temor no solo a la andanada de insultos que se pudieron ver en las redes sociales sino también al movimiento que se generaba por abajo con decenas de asambleas en los establecimientos cuyos empleados fueron citados a trabajar donde se rechazaba esa propuesta. No olvidemos que la UOM está en un año electoral y el cimbronazo podría empezar por la pérdida de seccionales que hoy domina el oficialismo.
Otros sectores como colegios privados, petroleros, estaciones de servicio, juegos de azar, estatales están con rebajas o congelamientos salariales. Sin embargo, ante la resistencia por abajo, el gobierno acudió al rescate tanto de empresarios como de las cúpulas sindicales negociando un decreto de rebaja salarial del 25% para todas las ramas de la industria.
La Cuarentena hoy
Mientras el gobierno viene cediendo a la presión de los empresarios por ir relajando el aislamiento, en el anuncio del sábado 25/4 dejó en los gobernadores e intendentes la responsabilidad de permitir las salidas recreativas repartiendo así el costo político que dichas medidas pueda acarrear.
La compra de insumos para represión efectuada por Larreta pone sobre la mesa la posibilidad de que las “zonas calientes” no aguantan más esta situación y se produzcan estallidos focalizados. Son millones los que siguen sin encontrar respuestas a sus necesidades, el cupo en los comedores crece a diario, la demande de la IFE triplicó a lo que el gobierno preveía (finalmente el doble de lo pensado accedería en primera instancia).
Los datos de la pandemia muestran que el virus está llegando a las zonas más humildes tanto en CABA como en el conurbano bonaerense, lo que va a poner a prueba, sobretodo en la provincia, los sistemas de salud de los diferentes municipios.
La novedad de la instalación de cámaras térmicas en las estaciones terminales de trenes puede estar apuntando también a lograr control social, como también la medida de control a través de los celulares que se comenzaría a aplicar en Tierra de Fuego.
Se fogonea, como desde el comienzo de la pandemia, que la inmensa mayoría de los casos se debería a la irresponsabilidad de algunos o se discute sobre si permitir dar la vuelta a la manzana, mientras se oculta que la inmensa mayoría de los casos y de la letalidad se vinculan a las falencias del sistema sanitario, del tratamiento a las personas de más edad, el hacinamiento habitacional y en los medios de transporte, la falta de servicios básicos, la habilitación de actividades productivas de dudosa esencialidad en función de la ganancia empresaria en lugar de aumentar la ayuda para que los trabajadores puedan transcurrir la pandemia en sus hogares (en Argentina la ayuda es del 3% de PBI contra el 6 en Perú o Chile, o el 20% de algunos países europeos), la falta de espacios verdes, la contaminación ambiental.
El contexto mundial no favorecerá a la recuperación económica
La salida de la pandemia traerá economías que se cierren debido a la recesión en curso y la caída en el precio del petróleo arrastrará al resto de las commodities, por lo tanto, a economías primarizadas como la Argentina les resultará muy cuesta arriba repuntar. Tendremos que ver específicamente cómo afecta esto en Argentina, si el gobierno, escudado en esa negra situación, el costo de la pandemia y la pesada herencia pueda aplicar una nueva vuelta de rosca al ajuste en curso sin demasiados costos políticos.
También podría ocurrir que debido a todo ese negro contexto un pequeño repunte en algún aspecto de la economía impacté políticamente a favor de los gobiernos. Barajando ambas hipótesis todo apunta a que de no ocurrir un descalabro con los casos del Covid 19 el gobierno nacional y los gobiernos provinciales se encuentran ante una situación mejor de la esperada hace unos meses, en diciembre estaba claro que iban a tener que ajustar y solo contaban con la excusa del endeudamiento externo y demás déficits que le dejaba el macrismo, hoy encuentran el contexto para ajustar sin que el costo político sea inmediato.
En este contexto actual, la única medida progresiva para cargar parte del costo que implica esta crisis para el Estado es el proyecto de impuesto sobre las grandes fortunas que se viene manejando, que a pesar de las dilaciones para su aprobación ya que se trataría en una sesión extraordinaria del congreso vía virtual, la cual todavía no está reglamentada, sería una medida positiva, pero insuficiente y relativa. Insuficiente si la comparamos con, por ejemplo el mal llamado “impuesto a las ganancias” que es del 1 al 13 por ciento mensual para miles de trabajadores y trabajadoras, y relativa ya que ese 1 por ciento por única vez lo pagaríamos los asalariados solo con lo que perderemos este año del poder adquisitivo de nuestros salarios.
Hasta ahora medidas como los créditos “baratos“ que los bancos debían otorgar a las empresas para abonar salarios no vienen siendo cumplimentadas, por eso es que el Estado el que se hará cargo de gran parte de los salarios del sector privado favoreciendo una vez más a los bancos que desde hace años son los “ganadores“ de las diferentes crisis. Es hora de discutir la ley de entidades financieras heredadas de la dictadura y el carácter público del sistema bancario.
Esta pandemia está abriendo la grieta real entre clases sociales hundiendo a la clase trabajadora cada vez más, y así debemos hacerlo ver en los debates que damos. Por un lado, los conflictos de resistencia que se vienen dando como el Frigorífico Penta, La Nirva, Bed time y varias metalúrgicas son la punta visible de un proceso que se viene gestando desde abajo en los asalariados, y los cientos de comedores solidarios que ponen en funcionamiento con diferentes recursos los vecinos son la expresión de la solidaridad de los sectores que luchan por sobrevivir y, por otro lado, los grandes empresarios y terratenientes que se siguen enriqueciendo y demandan rebaja salarial, subsidios del estado, y pérdidas de conquistas laborales.