Composición de la clase trabajadora en Argentina

Desde su formación la clase obrera argentina sufrió cambios en su composición.  En correlato con el avance de la acumulación capitalista, la clase explotada fue mutando. Primeramente estos cambios fueron motorizados por la expansión de la gran industria, donde la mecanización de los procesos productivos fue expulsando mano de obra que se integró a diferentes ramas o pasó a formar parte del ejército de reserva. También fueron apareciendo nuevas ramas que tomaron la mano de obra expulsada de otras y hubo un proceso de proletarización de sectores del campesinado, pequeños comerciantes, y profesionales independientes. A su vez, la expansión o contracción de la producción en ciertas ramas, o la necesidad de la burguesía de emplear trabajadores en el sector estatal, en muchos casos para absorber parte de sobrepoblación relativa, fueron  moldeando la composición actual de la clase obrera.

Las ramas pertenecientes al sector servicios y comercio están menos mecanizadas que el resto por lo tanto tiende a incorporar más mano de obra. En cambio, las actividades primarias e industriales, presentan una mayor mecanización, por lo que el requerimiento de fuerza de trabajo es menor por unidad producida.

Mucho se habla de la necesidad de construir en la clase trabajadora como parte ineludible de cualquier estrategia que apunte a un cambio revolucionario de la sociedad en el sentido de la abolición de las clases y de la división social del trabajo.

Sin embargo, muchas veces esa construcción, en el caso que se dé, suele ser más fruto del azar o de cuestiones meramente coyunturales que fruto de un conocimiento serio de las características que reúne la clase trabajadora en el país.

Ese conocimiento es necesario para saber qué sectores son los estratégicos (por tamaño, concentración, centralidad en la estructura económica) y dónde volcar las, por ahora pocas, fuerzas que se tienen.

El que aquí se presenta es un primer acercamiento a responder estas preguntas a partir del análisis de los datos de la última EPH (Encuesta permanente de Hogares) del Indec disponible a la fecha (EPH correspondiente al tercer trimestre de 2018). Si bien este estudio dista de ser exhaustivo, pretende ser el puntapié inicial para posteriores profundizaciones a partir de los primeros hallazgos que van surgiendo.

El aporte al PBI de las diferentes ramas laborales

Una primera forma de identificar el carácter estratégico de un sector es sabiendo cuánto valor aporta cada rama a la cadena productiva del país. Ello es importante tanto porque serán sectores que le dolerá a la burguesía no poder controlar, como por su importancia para la reestructuración económica post revolucionaria (aunque siempre debe considerarse que la estructura productiva bajo el capitalismo apunta a acumular capital y no a la riqueza social, de modo que hay que matizar la afirmación precedente desde esta perspectiva).

En este aspecto encontramos por su valor agregado bruto se encuentran, en primer lugar, el comercio y las reparaciones (15%) y la industria (15%), seguido de las actividades inmobiliarias (12%), la administración pública (8%), mientras que el transporte y las comunicaciones, así como la agricultura, ganadería y pesca aportan cada una el 7%. Con el 6% aparecen, por un lado, la enseñanza y, por otro lado, los servicios sociales y de salud.

Se observa aquí el peso de los sectores terciarios en el valor agregado, fenómeno que se da a escala mundial y que en nuestro país se encuentra potenciado por el hecho de tener una economía con una industria de baja productividad.

Gráfico 1: Participación de las diferentes ramas económicas en el PBI

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Aporte a las exportaciones de cada rama

Argentina sufre cíclicos problemas de falta de dólares, de allí la centralidad de los sectores que puedan exportar y así obtener divisas. Esos sectores son importantes tanto para golpear a la burguesía hoy como para cualquier proceso revolucionario.

Encontramos que entre el sector oleaginoso y el cerealero implican el 40,3% de las exportaciones, el sector automotriz representa el 12,9%, la minería el 8,7%, el sector petrolero-petroquímico el 8,2%, la ganadería 6,4%, la fruticultura 4,2%, la pesca 3,5%.

Observamos así que casi el 70% de las exportaciones provienen del sector primario y, en particular, del complejo agroexportador.

Esto impacta en el aporte a las exportaciones desde el punto de vista geográfico, ya que las provincias de Buenos Aires con el 34,3%, Santa Fe 22,1% y Córdoba 12,8%, engloban el 70% de las exportaciones argentinas.

 

Gráfico2: Participación de las diferentes ramas económicas en el total de las exportaciones

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Las 500 empresas de mayor facturación

Estas empresas son las más importantes desde otro punto de vista, y aquí observamos el peso de sectores vinculados a la producción primaria, al sector terciario, así como a los servicios públicos (teniendo en cuenta el carácter oligopólico de este sector). Parcialmente hay una cierta correspondencia con la incorporación de valor agregado.

De esas 500 empresas 100 pertenecen al sector alimenticio (Arcor, Molinos, Mastellones, Unilever, Coca Cola, por ejemplo), 80 a combustibles, químicos y plásticos (como Pan American Energy Group, YPF o Pampa Energía), 44 a la minería (como el grupo Finning), 43 a maquinaria, equipos y vehículos (como Ternium-Tenaris, Toyota, Ford y Volkswagen), 42 a servicios públicos (como Metrogas, Edesur o Edenor), 40 a comercios y transporte 33 (como los bancos Galicia, Macro y Nación, o pulpos como el Holding Cablevisión o Mercado Libre).

 

Gráfico 3: Participación de las diferentes ramas económicas en las 500 empresas no financieras más importantes del país

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Estructura de clases

Otro factor importante para evaluar el carácter estratégico de diferentes sectores es su peso sobre el conjunto de la población.

Del conjunto de les adultes, el 48% está ocupade, mientras otro 48% se encuentra inactive, y el 4% desocupade (lo que representa una tasa de desocupación cercana al 8% de la población económicamente activa –ocupades + desocupades-).

Dentro del conjunto de personas inactivas encontramos que el 43% son estudiantes, el 35% jubilades y el 17% amas de casa.

Dentro del sector activo encontramos que el 74% son obreres o empleades, el 21% cuentapropistas y el 5% burgueses y/o rentistas.

A su vez, para distinguir dentro de los cuentapropistas a aquellas que serían pequeñoburgueses de aquelles que se ven empujades a sobrevivir con changas o son relaciones salariales encubiertas, se tomó la decisión de hacer un corte en 15000 pesos de ingresos mensuales. Del total de cuentapropistas el 75% gana menos de 15000 pesos. Claramente estamos ante un sector proletario precarizado.

 

Gráfico 4: Composición poblacional según categorías ocupacionales

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Entre les obreres o empleades hemos decidido a su vez excluir a quienes tienen roles gerenciales (0,9%), o forman parte de las fuerzas represivas del Estado (1,8%) o privadas (1,3%) a estos últimos los definimos como sectores desclazades ya que a pesar de ser asalariades y provenir en su amplia mayoría de sectores humildes conforman el aparato represivo del estado.

De esta manera, la clase trabajadora (que contiene a les trabajadores ocupades, desocupades, y cuentapropistas pobres o “changarines”) conforma el 86% de la población activa, mientras la burguesía (nutrida de patrones y rentistas) sería el 5 %, la pequeña burguesía otro 5%, y sus esbirros un 4%. Es de suponer que entre las personas inactivas encontramos en buena medida esa misma proporción en cuanto al origen de clase.

Gráfico 5: Estructura de clases

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Si pasamos estos números al conjunto de la población encontramos que la clase trabajadora activa sería el 34%, los cuentapropistas con ingresos menores a 15000 pesos el 7%, los jubilados el 14%, los estudiantes el 18% y las amas de casa el 7%. A su vez, el restante 20% se conformaría con patrones (2%), pequeñoburgueses (2%), y menores (15%).

Por el sector en el que trabajan el más numeroso es el comercio con el 18%, le siguen otros servicios 17%, Industria 11%, enseñanza 10%, construcción 9%, administración pública 8%, servicio doméstico 8%, sector primario (agropecuarias y extractivas) 7%, salud 6%, transporte 6%, servicios públicos 1%.

Características de la clase trabajadora ocupada

En promedio, de la clase trabajadora ocupada un 54% son hombres, con una edad media de 39 años y un ingreso promedio de 17600 pesos (entre los trabajadores del sector primario el sueldo medio es de 30327, entre los de la industria de 18721 pesos, entre quienes laboran en los servicios públicos de 25117 pesos, en el ámbito de la construcción el ingreso medio es de 11822 pesos, en comercio es de 15457 pesos, en transporte de 16567 pesos, en otros servicios de 18110 pesos, en la administración pública de 22884 pesos, en la enseñanza de 20391 pesos, en salud de 20342 pesos, en el servicio doméstico, que es el 10% de quienes trabajan en forma asalariada, de 7650 pesos).

El 68% de la clase activa trabaja en el sector privado, el 71% es propietario de su vivienda, el 66% tiene aportes jubilatorios, el 73% tiene contrato laboral estable, el 67% tiene vacaciones pagas, el 89% trabaja de día, y el 10% lo hace en servicio doméstico.

Conocer estas características permite evaluar cuáles son las problemáticas más sentidas. A su vez, la antigüedad media de los empleados, el tamaño de los establecimientos y su nivel de instrucción son factores a tener cuenta a la hora de diseñar una estrategia militante. Sin contar a los empleados domésticos, el 51% trabaja en lugares con menos de 40 empleados, solo el 13% en lugares con más de 200 empleados, mientras el 52% cuenta con más de 5 años de antigüedad, el 31% de 1 a 5 años. Y el 71% tiene secundaria completa o mayor nivel educativo.

Características de la clase en algunas ramas

Elegimos algunas ramas en particular para detallar el análisis en función de su aporte de valor agregado, tamaño, prestigio social, o capacidad de paralizar la sociedad. No incluimos aquí a quienes trabajan en el sector primario, área crucial en la economía argentina y que deberá ser objeto de análisis posteriores, ya que, en la EPH, al realizarse en grandes conglomerados, tiende a subestimar este sector.

Industria: El 78% son hombres, con una edad promedio de 39 años, propietarios de su vivienda en el 71% de los casos.

Un 98% se desempeña en el sector privado, el 70% cuenta con descuento jubilatorio, el 85% con un contrato estable, el 86% trabaja en forma diurna.

El 46% se desempeña en lugares de menos de 40 trabajadores, mientras el 18% en lugares de más de 200. Un 53% tiene más de 5 años de antigüedad en su lugar de trabajo, el 30% de 1 a 5 años. El 59% tiene secundaria completa o más.

Servicios públicos: El 82% son hombres, con una edad promedio de 42 años. El 63% trabaja en el sector privado.

Un 76% es propietario de su vivienda, el 86% tiene descuento jubilatorio, el 89% contrato estable, el 83% trabaja en turno diurno.

Un 30% trabaja en establecimientos de 40 a 200 empleados. El 65% tiene más de 5 años en su puesto y un 23% entre 1 y 5 años de antigüedad. El 66% alcanzó secundaria completa o más.

Transporte: El 73% son hombres, con 37 años de edad promedio. Un 94% trabaja en el sector privado.

El 67% es propietario de vivienda, el 57% tiene descuento jubilatorio, el 79% contrato estable, el 69%  trabaja en forma diurna.

El 64% trabaja en lugares con menos de 40 empleados. El 40% tiene más de 5 años en su puesto y el 36% de 1 a 5 años. Un 57% tiene secundario completo o más.

Enseñanza: El 74% son mujeres, con 43 años de edad promedio. Un 74% trabaja en el Estado.

El 76% son propietarias de vivienda, el 92% tiene aportes jubilatorios, el 88% contrato estable, y el 98% trabaja de día.

El 48% trabaja en lugares de menos de 40 personas y el 30% de entre 40 y 200. Un 66% tiene más de 5 años en su puesto y el 25% de 1 a 5 años. El 69% tiene estudios superiores completos.

Salud: El 69% son mujeres, con una edad promedio de 42 años. En el Estado se desempeña el 51%.

Un 69% son propietarias de vivienda, el 80% cuenta con aportes jubilatorios, el 87% con contrato estable, el 83% trabaja en turno diurno.

El 37% trabaja en lugares con menos de 40 empleados, el 20% en lugares con entre 40 y 200 empleados, el 25% en lugares con más de 200 empleados. El 58% tiene más de 5 años de antigüedad en su puesto de trabajo y el 32% de 1 a 5 años. El 50% tiene estudios superiores completos.

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Fragmentación de la clase obrera

La fragmentación de la clase obrera  no sólo se da entre ocupades y desocupades, sino también por otras vías que utiliza la burguesía para aumentar la explotación: Contratades, Trabajadores en negro, contratades por tiempo determinado (en construcción y en cultivos agrícolas es donde suele haber  mayor porcentaje de contratos por tiempo determinado por las características de estas ramas).

De las características de la clase obrera ocupada señalamos que en general les trabajadores en negro son el 34%. Y en cada una de las  ramas que detallamos; Industria 30%, Servicios públicos 14 %, Transporte 43%, Enseñanza 8%, Salud 20%.

Preguntas finales

Además de las preguntas ya planteadas, análisis posteriores deberían profundizar sobre en qué lugares se concentra geográficamente y por empresas la clase en diferentes ramas. En algunos casos ello puede referirse a cantidad de trabajadores, pero en otros no, ya que no necesariamente los lugares más grandes son los más importantes por su ubicación en la cadena productiva, valor agregado, aporte a las exportaciones o exposición mediática.

 

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